Recuperarse de una adicción es mucho más que dejar de consumir: es un proceso profundo y transformador que atraviesa todas las áreas de la vida. No se trata solo de decir “hasta aquí”, sino de recorrer etapas en las que una persona se reconstruye por dentro y por fuera.
Un proceso por fases, no un atajo (duración estándar: 3 años).

Dejar atrás una adicción no se resuelve en unos meses. En PaduLuce trabajamos con un programa estructurado de 3 años porque la recuperación implica cambiar hábitos, replantear la forma de pensar y sentir y reaprender a relacionarnos.
Inicio intensivo: estabilización, objetivos y plan de seguridad.

• Consolidación: habilidades, hábitos saludables y prevención de recaídas.

• Mantenimiento/seguimiento: sostener cambios y autonomía a largo plazo.

Más que desintoxicación: vida diaria, salud mental y emociones
La desintoxicación física es solo el primer paso. Después llega el reto de organizar la rutina, cuidar la salud mental y física, y gestionar emociones. Redescubrir la vida social y familiar lleva tiempo; por eso el acompañamiento profesional es clave, especialmente cuando acechan recaídas o aparecen viejos patrones. Cambiar las premisas con las que llegamos cuesta, y aceptarse tal cual uno es también forma parte del proceso.

Cómo te acompañamos​

• Psicoterapia individual y grupal centrada en prevención de recaídas, regulación emocional y construcción de hábitos.

• Terapia ocupacional: estructura de actividades con sentido, rutinas saludables y reintegración social/laboral.

• Talleres psicoeducativos (emociones, sueño, afrontamiento, familia, autocuidado digital).

• Trabajo con la familia: límites sanos y herramientas de apoyo sin sobrecarga.

• Coordinación médica cuando procede.

• Plan personalizado con objetivos claros y revisiones periódicas.

Qué cambia en ti (resultados esperables)
A lo largo del proceso muchas personas describen una transformación profunda: vuelve la ilusión, mejora la paz mental y el bienestar físico, se reparan vínculos familiares y se fortalece la disciplina y la resiliencia. Se deja atrás la dependencia y se recupera lo que el consumo prometía pero nunca dio: autenticidad y libertad. A menudo surge, además, un propósito nuevo: ayudar a otros y abrirse a actividades que antes parecían impensables.

Una nueva forma de vivir (y de elegir)
La recuperación no tiene un “final” rotundo: es una manera nueva de vivir. Se comprende que existen muchas formas de estar en el mundo y que solo una nos aleja de aquello que no podemos controlar. Aquí aprendemos a elegir la vida que queremos y a crecer con herramientas reales.

Siguientes pasos
Primera cita gratuita y confidencial: te escuchamos, valoramos tu situación y diseñamos un plan de inicio.

Opciones ambulatorias e intensivas, con itinerario claro y acompañamiento continuo.