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LA ADICCIÓN

La enfermedad de la adicción

La adicción es una enfermedad mental, primaria y crónica, y no simplemente un problema de conducta relacionado con el consumo de alcohol, otras drogas, juegos de azar o sexo.

Afecta los sistemas implicados en :

  • La Recompensa: Es la gratificación que experimentamos tras hacer una actividad. El enfermo adicto pierde la capacidad de sentirla en las situaciones cotidianas de la vida.

  • La Motivación: Es la fuerza interna que nos mueve para realizar una actividad. Al tener dificultades para sentir recompensas, el enfermo adicto tiende a perder las ganas de hacer actividades.

  • La Memoria: Es la capacidad de recordar experiencias y conocimientos y además el significado de estos, su influencia en nosotros y en nuestro mundo emocional. El enfermo adicto no tiene capacidad para recordar sus experiencias emocionales, por eso no sabe interpretar y expresar sus emociones.

Se caracteriza por:

  • Incapacidad de mantener la abstinencia: Aunque el adicto es capaz de no consumir en un periodo de tiempo, o hacerlo de manera controlada, al final siempre vuelve a consumir de una manera perjudicial y destructiva.

  • Deterioro en el control de la conducta: Empezar a fallar en responsabilidades concretas: no ir a trabajar , no recoger a los niños del colegio, no acudir a citas sociales, descuidar la higiene personal , la alimentación y del ejercicio…..etc

  • Descontrol de los impulsos: Un impulso es hacer algo de repente, sin medir las consecuencias; es común que el adicto realice actos de esta naturaleza. Los más habituales son: comprar cosas impulsivamente, arrebatos de ira o consumos de alcohol u otras drogas.

  • Dificultad para reconocer problemas significativos: A veces el enfermo adicto no identifica los problemas a tiempo para poder afrontarlos. Este hecho además de los perjuicios asociados a la no resolución del problema, también fomenta una sensación de no valía, con la consecuente merma de autoestima. El adicto tiende tambien a magnificar los problemas, un problema cotidiano puede convertirse, en la percepción del adicto , en un grave problema.

  • Deficiencias en las relaciones interpersonales: Muchas veces el enfermo adicto ha destrozado su red social y familiar como consecuencia de sus consumos o la ha reducido exclusivamente a aquellas personas que le permiten consumir.

  • Reacciones emocionales disfuncionales o exageradas: El adicto puede no reaccionar ante un hecho con una carga emocional muy fuerte, muerte de un familiar, por ejemplo, o hacerlo de forma exagerada ante un hecho sin mucha importancia. En cualquiera de los dos casos , su reacción no corresponde con la carga emocional del hecho.

Como otras enfermedades crónicas, la adicción a menudo implica ciclos de recaída y remisión.

La remisión espontánea de algunos de los síntomas de esta enfermedad no significa que haya desaparecido. A veces el enfermo adicto se esconde detrás de periodos de abstinencia, negando así su enfermedad. Sin embargo siempre, más tarde o más temprano, hay un retorno al consumo o a otros síntomas de la enfermedad.

Sin tratamiento o participación en las actividades de recuperación la adicción es progresiva y puede ocasionar discapacidad o muerte prematura.

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Alcohol

Después del tabaco, el alcohol, es la droga con más accesibilidad, es muy fácil conseguir alcohol y consumirlo sin llamar demasiado la atención.

 

En España el consumo de alcohol está muy relacionado con nuestra cultura y, aunque cada vez menos, no es demasiado extraño que en las familias se coma o cene todos los días con vino o cerveza.

También hay un vínculo directo entre beber y celebrar: se brinda con alcohol, incluso se piensa que da mala suerte brindar con agua. Todo esto propicia que el consumo de alcohol forme parte de nuestra vida cotidiana.

 

La adicción al alcohol es lenta y sibilina, a diferencia de otras drogas, se puede estar consumiendo alcohol durante muchos años sin percibir o generar una dependencia. La otra cara de esta moneda es que también se puede camuflar una dependencia al alcohol al albor de la tolerancia de esta sociedad al consumo del mismo, o al falso cliché de que solo es alcohólico aquel bebedor que tiene necesidad de beber todos los días.

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Cocaína

El consumo de cocaína empieza como algo glamuroso, divertido y seguro. Pero termina como algo oscuro, tremendamente solitario y

devastador para la salud mental.

El consumo de cocaína simula las enfermedades psiquiátricas más graves, como esquizofrenia y paranoia. El cocainómano se aísla, sólo vive para consumir, aunque no consuma a diario, la amenaza del gran descontrol, que puede durar hasta días está omnipresente.

 

Ciego a las consecuencias, derroche de dinero, rupturas familiares, pérdidas de trabajos,…, tropieza y tropieza una y mil veces en esa misma piedra.

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Cannabis

“Los porros son una droga blanda, el alcohol es peor y sin embargo todo el mundo bebe, y además todo el mundo fuma…”

 

Hay una falsa percepción de inocuidad en esta droga. Muy poca gente tiene la sensación de estar drogándose al fumar un porro, incluso puede parecer gracioso o algo por lo que todos los jóvenes pasan, pero la ciencia no distingue entre drogas blandas y duras.

 

Los porros te inmovilizan. A través de su consumo prolongado la vida empieza a perder interés. Se pierde la capacidad de esfuerzo y compromiso, y poco a poco se empieza a no hacer nada. Se duerme, se come y se fuma. Nada.

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Benzodiacepinas

“Si me lo ha recetado el médico no puede ser malo”

 

El tinte médico que tiene esta droga camufla su peligrosidad y es demasiadas veces utilizado para justificar su consumo. Sin embrago las benzodiacepinas (Orfidal, Lexatin, Valium, …) son drogas potentísimas que rápidamente generan una dependencia muy difícil de superar sin ayuda especializada. 

Como todas las drogas los efectos de las benzos son muy distintos al principio que al final. Lo que en un principio nos ayudaba a conciliar el sueño o superar un mal trago, lo que en un principio tomábamos para estar mejor y bajo prescripción y supervisión médica, ahora lo consumimos simplemente para poder superar el día, y las dosis cada vez son mayores y parece que ya no mejoramos, que seguimos con el dolor que nos llevó en un principio al médico.

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Juego
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Compras

La ludopatía, a diferencia de las anteriores, es una adicción sin sustancia y se trata de una enfermedad destructiva.

La adicción al juego, puede llevar a quien la padece a sufrir altibajos en su vida personal, familiar y profesional.

 

La mayoría de las personas que padecen esta enfermedad, son conscientes en mayor o menor medida de su adicción y esto les lleva a mentir a su entorno más cercano respecto al tiempo que dedican al juego o el dinero que gastan en el, por ejemplo.

Los juegos más comunes asociados a esta enfermedad son las máquinas tragaperras, los casinos, los juegos de cartas, la lotería, el bingo, las apuestas deportivas y cada vez más, las apuestas online, entre otras.

La adicción a las compras, junto al juego, se trata de otra de las adicciones sin sustancia más conocidas.

Las personas que padecen  esta adicción, son incapaces de controlar sus tendencias e impulsos que le llevan a comprar.

 

Este impulso de compra, puede fijarse en uno o varios objetos; por ejemplo, puede fijarse en zapatos, lo que le llevaría a comprarse toda clase de zapatos o puede estar asociado al hecho de comprar por comprar, lo que le llevaría a adquirir toda clase de objetos independientemente de lo que sean.

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